Publicado en Eroski Consumer
PABLO PICO RADA / 3 de diciembre de 2012
PABLO PICO RADA / 3 de diciembre de 2012
A raíz de la crisis
económica se ha producido una importante reducción del poder
adquisitivo. Los ingresos, así como las expectativas de obtenerlos, se
contraen mientras las obligaciones de pago permanecen inalterables, con
cargas fiscales como aumentos
del IVA o el IRPF incluidas. Todo ello produce un progresivo
endeudamiento de las economías familiares y un alza de la morosidad. Un
hecho que refleja el INE en su
última "Encuesta de Condiciones de Vida": el 12,7% de los hogares
manifiesta llegar
a fin de mes con mucha dificultad, una cifra casi tres puntos superior
a la de 2011. El presente artículo ofrece siete claves para ayudar a
contener el gasto, de manera que esta cantidad no supere nunca el total de
ingresos.
1. Anotar y registrar los desembolsos
Ante la caída de ingresos, una de las pocas vías
disponibles para equilibrar las cuentas pasa, de forma inexorable, por la
contención en el gasto. Debe
elaborarse una detallada lista con todos los desembolsos y anotar cada una de
las partidas, ya sea durante una semana o un mes. Conocer de manera
exacta la cantidad que se paga, junto a las posibles deudas pendientes
y los ingresos, permitirán determinar la situación real de la economía
familiar.
Además, mantener un registro de los gastos ayuda a
evitar gastos innecesarios. Para su realización, puede emplearse una hoja de
cálculo, pues resulta sencilla y útil.
2. Clasificar los gastos
Una vez realizado el registro y anotados todos los
desembolsos, habrá que identificar y jerarquizar cada uno. Lo idóneo es
distinguir entre los gastos fijos, los variables y los superfluos, para poder
elaborar un presupuesto a la medida.
- Gastos
fijos: son inamovibles, hay que
hacerles frente siempre y suelen ser estables. Es importante que sean los primeros en
abonarse para no incurrir en descubiertos,
que lleven aparejados intereses de demora o un aumento de la deuda, y para
que el historial crediticio y las futuras obtenciones de crédito no se
vean afectados. Destacan los pagos de vivienda (hipoteca, alquiler,
comunidad), coche o préstamos bancarios.
- Gastos
variables: son desembolsos básicos y
necesarios, pero que pueden
reducirse si se fija un buen plan de ahorro y se varían ciertas pautas de
consumo. En este grupo, podría incluirse alimentación, transporte,
ropa y calzado o los suministros energéticos.
- Gastos
superfluos: son los que pueden aplazarse, reducirse o eliminarse
en los momentos de mayor apuro económico, como vacaciones,
actividades de ocio o tabaco. Implica un esfuerzo constante y sostenido y
llevar a cabo un plan de ahorro específico que implique un cambio en los
hábitos de vida y de consumo.
3. Iniciar un plan de ahorro
Una vez que se ha elaborado el registro y
clasificación de la partida de gastos, y se tienen claros los ingresos con los
que se cuenta, habrá que iniciar
un plan de ahorro. Este ayudará a adoptar mejor las decisiones
económicas futuras. Para ello, será imprescindible elaborar un presupuesto lo
más honesto y ajustado a la realidad posible. La idea del plan ha de pasar por
reducir los desembolsos superfluos en primer lugar, además de intentar abaratar
los variables.
Al margen de los pagos fijos, hay ciertas partidas que hay que preservar
cuanto sea posible, como la salud, la alimentación, la educación o la formación
y desarrollo profesional. Iniciar un plan de ahorro implica reservar un
porcentaje de los ingresos a esta partida, que podrán ser utilizados en un
momento de necesidad o frente a gastos imprevistos.
4. Marcar objetivos
Todo plan de ahorro debe tener un objeto, un fin o
una meta que aliente continuar con el duro plan de recortes. Se trata de gastar
menos, de reducir costes, pero debe
estar claro no solo en qué partidas recortar, sino con qué objetivo, en cuánto
plazo y en qué cantidad habrá que hacerlo.
Las metas u objetivos pueden fijarse a corto, medio
o largo plazo, aunque los expertos aconsejan atender a cada periodo de forma
específica, con distintos planes de acción, que permitan ver y contrastar su
evolución y efectividad.
5. Olvidar la tarjeta y el crédito
Es una premisa básica. Si se quiere poner en marcha
una reducción de gasto, la tarjeta es
la peor compañera. Sus comisiones son elevadas, los intereses generados por
realizar pagos a crédito son muy altos y, además, incentivan el impulso de
compra. Conviene revisar todas las cuentas y plásticos contratados y quedarse
solo con uno.
Debe evitarse, en la medida de lo posible, recurrir
al crédito. Los tipos de interés de créditos personales o rápidos son
muy elevados y se puede acabar generando una espiral de deudas que impida hacer
frente a los pagos. Los expertos recomiendan, en casos como hipotecas, una
refinanciación de la deuda, con una ampliación del plazo de amortización.
6. Revisar los resultados y, si es necesario,
potenciar los ingresos
A medida que se desarrolla el plan de ahorro, se
ponen en marcha las nuevas pautas de consumo y se planifican los gastos de
acuerdo al presupuesto, puede llevarse a cabo una revisión de los objetivos iniciales.
Si, pese a cumplir con todas las pautas establecidas
y haber ajustado el presupuesto al máximo, aún no se ha conseguido gastar menos
de lo que se ingresa, habrá que hacer todo lo posible por buscar una nueva fuente de ingresos extra.
Trabajos a tiempo parcial, por horas, desde casa o Internet, pese a que suelen
estar peor remunerados, pueden suponer una solución, así como otras fuentes de
ingresos, como el alquiler
de habitaciones o de vehículos.
7. Mantener la constancia, pensar a largo plazo
Al acometer una iniciativa de este calado, hay que tener en cuenta que de nada servirá
todo el esfuerzo, si no se mantiene la constancia y se persevera en
el mantenimiento de los nuevos hábitos.
Más allá de salvar una situación temporal, para
adoptar las nuevas pautas de forma permanente, habrá que ser paciente, pues se
está un proceso que necesita el tiempo estipulado para obtener resultados. La
recompensa a medio-largo plazo se traducirá en poder afrontar el futuro con
mayor seguridad y estabilidad.
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