viernes, 10 de mayo de 2013

El ‘barandillero’ cogió el ‘smartphone’.

Suplemento especial publicado en Cinco Días.
PABLO PICO RADA / 7 de febrero de 2013
[Especial 10.000 números del periódico Cinco Días]

La Bolsa española ha llevado a cabo un profundo proceso de transformación, motivado por el impulso modernizador de la industria de la inversión en las últimas décadas. En los 35 años postreros, desde que el primer número de este diario (Cinco Días) viera la luz en 1978, las mejoras técnicas, la llegada de capital extranjero, la adecuación de las regulaciones a las nuevas normativas comunitarias, de funcionamiento y control, permitieron esa metamorfosis.

Al albor de esas modificaciones se produjo un notable desarrollo del mercado de valores en la década de 1980. La economía nacional despegaba, España ingresaba en la Comunidad Económica y el Sistema Monetario europeos y se producía un fuerte aumento de la inversión extranjera. Se publicó la Ley del Mercado de Valores y comenzó a funcionar el mercado continuo para acciones, CATS, que pasaría de negociar 7 valores a 51 en los 12 meses de 1989. Se creó un organismo supervisor, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y se introdujeron las sociedades y las agencias de valores. El resultado fue el primero de los tres grandes impulsos bursátiles de este periodo, con alzas superiores al 100%.

En 1993, un año después de la puesta en marcha del Ibex 35, el principal índice de referencia bursátil español, se sustituyó el tradicional parqué por el sistema electrónico de contratación. El CATS daba paso al SIBE, que aglutina a las cuatro Bolsas españolas: Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. El selectivo arranca el 14 de enero de 1992 en 2.693 puntos (continuaba la senda iniciada por FIEX-35 desde su nacimiento el 31 de diciembre de 1989 en 3.000 puntos) y en estos más de 20 años se ha revalorizado casi un 200%, hasta los 8.000 actuales. Atrás quedaron los famosos barandilleros cuando la contratación se hacía a viva voz para dar paso a las cotizaciones en tiempo real a golpe de clic en el Smartphone.

Los otros dos grandes impulsos alcistas tuvieron lugar, tras fuertes correcciones previas, en la década de los noventa y antes de la reciente crisis iniciada en2007. En ambos momentos, el alza fue de 10.000 puntos en apenas cinco años, y ambos terminaron explotando en burbujas. A finales de los noventa, el volumen de contratación y capitalización sufrió un incremento espectacular. Ocho millones de españoles invierten en Bolsa y la conocida como burbuja de las puntocom lleva al Ibex a la cota de los 13.000 puntos a principios del año 2000.

El tercer impulso, que tuvo lugar gracias a una combinación de tipos de interés inusualmente bajos, falta de regulación en la arquitectura financiera y una banca en plena orgía del ladrillo, desembocó en la burbuja inmobiliaria-crediticia. Un momento que, para Natalia  Aguirre, directora de análisis y estrategia de Renta 4, “se ha caracterizado por la volatilidad, con un rango de variación del 200%”. El Ibex pasaba de los 5.660 de octubre de 2002 a superar puntualmente intradía los16.000 el 8 de noviembre de 2007. Una subida “sustentada por dinero barato, basado en la facilidad de crédito”, analiza  Aguirre. 

Tras el pinchazo de la  burbuja inmobiliaria, y pese al buen inicio de año, el Ibex ha caído más de un 30%. En ese periodo, como apunta Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets, “cabe destacar el auge de la importancia de la prima de riesgo, variable que desde hace unos años está muy correlacionada con la renta variable”. Las dudas del mercado sobre la capacidad de España para atajar su alto déficit elevaron la prima de riesgo sobre la deuda alemana más allá de los 600 puntos básicos. Pellón expone que “pese a que el año no estará exento de sustos, consideramos que el Ibex se revalorizará entre el 7% y el 17%”. Aunque de cara al futuro será clave para la Bolsa que “la economía sea capaz de recuperar su capacidad de crecimiento, que se vayan sentando las bases (ajustes fiscales y reformas estructurales) para garantizar ese crecimiento”, concluye Aguirre.

Globalización. El escenario como guía

El actual periodo de crisis económica ha puesto de manifiesto la definitiva interrelación de los mercados financieros. El mundo global e interconectado se reflejó mejor que nunca en las plazas financieras del planeta, arrastradas por el efecto contagio de las hipotecas basura de EE UU. La Bolsa española no fue ajena, y esa interdependencia se hizo aún más patente a raíz de la crisis de deuda de los países de la periferia europea. Según Soledad Pellón, la crisis ha supuesto para la Bolsa española "un contagio máximo no solo entre países, sino también entre compañías, algo que solo se explica por el pánico que se ha visto en estos últimos años".
La coyuntura económica pasó a dominar los mercados, azotados por el contagio, la falta de crédito, la recesión y el creciente endeudamiento. Un intrincado escenario que desencadena movimientos en la renta variable. Sin embargo, desde el inicio de la crisis a finales de 2007, "los inversores han dejado de hacer caso a las variables tradicionales de análisis micro. Los movimientos de los mercados no se han podido explicar ni por análisis técnico ni por fundamentales, sino por el escenario de fondo", apunta Soledad Pellón. En todo caso, según Natalia Aguirre, "parece que ya habríamos visto el suelo de mercado en la crisis actual".